Si estás buscando una psicóloga especializada en mujeres tal vez te preguntes si esto existe y si tiene sentido.

La respuesta a tus preguntas, en ambos casos, es SÍ. Evidentemente no hay una especialización en la Universidad con la que se otorgue este título, pero sí que se ofrecen diversas formaciones, regladas y no tan regladas, para aquellas psicólogas que desean especializarse en el trabajo con mujeres.


También, al margen del currículum académico, una psicóloga o terapeuta puede irse haciendo experta en esta materia, bien por vocación o bien porque ha ido adquiriendo experiencia a lo largo de su carrera profesional.

En mi caso, diría que todo me ha llevado a ser hoy en día, la terapeuta que soy. Cuando mi licencié en Psicología, hace más de veinte años, tomé conciencia de género, es decir, me di cuenta de que el mundo que vivimos y conocemos, es eminentemente patriarcal. En él, el hombre es la norma y la mujer, como quien dice, la excepción. Entré de lleno en el feminismo y aprendí mucho de grandes maestras. Fueron años de trabajo muy duro, me especialicé en trauma psicológico y me dediqué en cuerpo y alma a acompañar a víctimas de violencia de género, especialmente a mujeres.


Adquirí todos los títulos necesarios. Por entonces yo era una mujer de veintitantos años, con una enorme ansia de justicia (y de saber) y mi acercamiento fue eminentemente intelectual. Ahora me doy cuenta de que ya estaba en mi camino, todo aquello formó parte de mi misión, aunque aún me faltaban muchos aprendizajes, experiencias, caídas, muertes y renacimientos.

El eneagrama, mi gran descubrimiento


Al ir acercándome los treinta, mi visión de la vida fue cambiando. Me di cuenta de que necesitaba mirar más dentro de mí, conocerme a mí misma, sanar mis heridas. En definitiva: la teoría sola no bastaba, yo tenía (y quería) ir hasta mis profundidades, para acompañar a las mujeres con más autenticidad y sabiduría. Hay cosas que no se aprenden en ningún libro.


Así es como me topé con el Eneagrama, una herramienta que me cambió la vida literalmente, me ayudó a conocerme y a conocer a los y las demás con menos juicio y fue acercándome a una mirada más amorosa y compasiva.


Con treinta y tantos, dejé el trabajo con víctimas. Muy agradecida de todo lo aprendido y experimentado, sentí con mucha fuerza que debía cambiar de rumbo. Comencé de cero. Me zambullí en la Psicología Humanista, y di el paso de formarme como terapeuta Gestalt, al tiempo que inicié un proceso de terapia gestaltista, donde fui muy profundo en mi psique. A día de hoy sé que fueron aprendizajes riquísimos para llegar a ser una psicóloga especializada en mujeres, como hoy en día me autodenomino. Fueron años maravillosos, y dolorosos a veces también. Y asimismo me nutrí de maestros que me ayudaron, me guiaron, me dieron herramientas para seguir expandiendo mi consciencia…


Digamos que en esa década me sané a mí misma. Dejé de lado el arquetipo de La Guerrera y fui paulatinamente acercándome a mi energía femenina. Sané la relación con mis padres, en especial con mi madre, llegando a aceptar y honrar a todas las mujeres de mi clan. Hoy en día, este proceso continúa, por supuesto, pero ahí es cuando se inició.


A los cuarenta tuve a mis dos hijas: Alma y Julia. Y esto cambió mi vida en un modo que nunca hubiera podido imaginar. El arquetipo de La Madre, se abrió ante mí, con todas sus luces y sus sombras. La maternidad fue para mí un portal increíble, un rito de paso que me amigó más con las mujeres y lo femenino y me está dando una lección impresionante de humildad, compasión, empoderamiento y aceptación.

Mi evolucion hacia la feminidad consciente


En los últimos años, he encontrado un modo propio y único de vivir mi espiritualidad, como mujer, he aprendido a seguir mi propia Guía Interior, mi Mujer Sabia. Reconozco un maestro o maestra tan pronto lo veo (y lo percibo), mis decisiones se basan en mi instinto y mi intuición, tanto como en mi raciocinio. Me he adentrado en diversas maneras de trabajar con lo invisible, con eso que se llama “energía” y poco a poco esto ha ido calando también en mi manera de trabajar con las mujeres y acompañarlas en sus procesos.


Creo firmemente, y así lo he experimentado, que somos cuerpo, mente, emociones y espíritu, y que hay que atender a todos estos aspectos de nosotras mismas, para sanarnos y llegar a amarnos tal y como somos.


Sólo amándonos a nosotras mismas podemos sacar nuestro potencial a la luz, para dar al mundo nuestros talentos propios, mientras nos apoyamos en esta sólida autoestima, sin perder nuestro centro.


Desde ahí puedo asegurar que sí, soy una psicóloga experta en mujeres, en feminidad consciente, o como cada quien quiera llamarlo. En este despertar espiritual que he vivido y estoy viviendo, descubrí también de que esto ya estaba en mi linaje de mujeres, muchas generaciones atrás. Ahora sé que nada es casual.


Trabajar con la Energía Femenina es parte de mi misión de vida. Estoy aquí por y para eso. Confío en poner mi grano de arena para crear un mundo donde lo femenino sea visto, reconocido y valorado. Esto es honrarme profundamente a mí misma y a mis ancestras.
De manera que si estás buscando una terapeuta experta en mujeres, te invito a mirar mi web, dejarte sentir mi energía, escuchar a tu voz interior y tomar la decisión que sientas que es la correcta en tu vida.


Yo estoy aquí para acompañarte. Presencialmente, si vives en Madrid, u online, desde cualquier parte del mundo.
Estamos más cerca de lo que imaginas. Y eso que tú ahora estás sintiendo, pensando, anhelando… lo entiendo (no sólo intelectualmente, también con el corazón, las tripas y el alma). Y por esto mismo sé que te puedo guiar hasta que te topes con el tesoro más valioso que te puedes llegar a encontrar: TÚ MISMA.

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Aunque ahora te parezca imposible, impensable. Sólo escucha el susurro de tu alma.

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